Vista la escasa imaginación de nuestros dirigentes políticos
para abordar los problemas que nos afectan, ya sean reales o ficticios, me veo
en la obligación de actuar como ciudadano responsable sugiriéndoles una
innovadora medida.
Como parece ser que peligra el pago de las futuras pensiones
por estar la pirámide de población invertida; esto es, habrá muchos jubilados
cobrando y pocos trabajadores que coticen a la Seguridad Social para que ese
pago sea posible en un futuro cercano, PROPONGO
que por decreto se jubile a todo el que tenga menos de 40 años y que los
demás ciudadanos trabajen hasta que el cuerpo aguante, o sea hasta el fin de
sus días.
Estos veteranos trabajadores y ex-jubilados serían los
encargados de mantener a los ociosos jóvenes y parados recalcitrantes. Eso sí,
este conjunto de población no productivo sería obligado a estudiar hasta la cuarentena
y a viajar de vez en cuando con el Ijserso a Benidorm, Ibiza u otros lugares de
su elección. Finalizado este período de formación y disfrute comenzaría su vida productiva.
Esta nueva organización social tendría enormes ventajas:
-Haríamos felices a nuestros jóvenes y a los directivos de
la CEOE.
-Acabaríamos con la enorme tasa de paro de un plumazo.
-El sistema de pensiones tendría un enorme superávit.
-Ganaríamos prestigio como alumnos aventajados ante
instituciones como el FMI.
Sólo tendría un inconveniente: la generación de transición
no disfrutaría de la deseada jubilación.
Yo me ofrezco voluntario. ¿Alguién más? Ánimo, vamos, el
mismo Jardiel Poncela apoyaría mi propuesta.